Las mandarinas, esos pequeños tesoros cítricos que caben perfectamente en la palma de tu mano, no solo son conocidas por su delicioso sabor, sino también por su increíble aporte nutricional, especialmente en vitamina C. ¿Y sabías que puedes cultivar estas delicias en la comodidad de tu hogar? Sí, lo has oído bien. ¡Y sin necesidad de pesticidas dañinos! Aquí te mostramos cómo hacerlo, paso a paso.
Preparaci ón del Semillero: Lo primero es lo primero: preparar el semillero. Puedes optar por utilizar semillas lavadas previamente o adquirirlas. Para la maceta, elige una de tamaño medio con un agujero de drenaje, lo cual es fundamental para el correcto crecimiento de tus mandarinas.
- Coloca algunas piedras en el fondo de la maceta seguidas de una capa de arena para garantizar una adecuada circulación del aire.
- Luego, prepara una tierra rica en humus. Puedes utilizar componentes como perlita, turba o compost para este propósito.
- Riégala hasta alcanzar el nivel óptimo de humedad, evitando el encharcamiento.
- Con cuidado, siembra algunas semillas en la tierra y cúbrelas ligeramente con más tierra para macetas, aproximadamente a un centímetro de profundidad.
- Cubre la maceta con plástico transparente para mantener la humedad, acelerando así el proceso de germinación. Puedes incluso colocar la maceta dentro de una bolsa de plástico para mayor efectividad.
- Ubica la maceta en un lugar cálido, pero evita la luz directa del sol durante esta etapa inicial.
Cuidado y Crecimiento: Una vez que los brotes comiencen a emerger, retira el plástico y coloca la maceta en un lugar luminoso, pero aún evitando la exposición directa al sol. Durante los meses de primavera y la fase de crecimiento, asegúrate de seguir estos pasos adicionales:
- Añade compost a la planta aproximadamente tres veces al mes para asegurar un crecimiento saludable.
- Opta por un abono líquido con una buena concentración de nutrientes como zinc, magnesio y hierro.
- Con el tiempo, a medida que elárbol crezca, deberás trasplantarlo a un contenedor más grande para proporcionarle suficiente espacio y nutrientes.
- Ajusta el riego según las necesidades de la planta, manteniendo la tierra húmeda pero no empapada.
- Si las condiciones climáticas lo permiten, considera trasladar tu árbol al jardín, asegurándote de mantener la humedad adecuada y proporcionarle un entorno cálido y soleado.
Siguiendo estos pasos, con el tiempo, verás cómo tu pequeño semillero se convierte en un hermoso árbol de mandarinas, proporcionándote no solo frutas deliciosas, sino también una gran satisfacción por haberlas cultivado con tus propias manos. ¡Anímate a disfrutar de esta gratificante experiencia de cultivo en casa!